lunes, 26 de septiembre de 2016

Feria de San Miguel de Sevilla, domingo 25 de septiembre de 2016

Lo mejor: El sentimiento del toreo. El toreo es un sentimiento que cuando florece te arrebata. Te hace levanta de tu asiento mientras tu corazón se estremece al compás de los olés. Eso mismo ocurrió esta tarde en la Maestranza cuando Manzanares paró el tiempo en un cambio de mano. Y el de Alicante demostró que no fue casualidad y lo repitió. Toreó con tal despaciosidad que la plaza vibró y crujió. Dibujó naturales bellos y con mucha torería. Las orejas estaban en sus manos, sin ninguna duda. Se perfiló para entrar a matar recibiendo, pero pinchó antes de meter la espada. Los tendidos se poblaron de pañuelos blancos pidiendo los trofeos. Y entre el griterío y la emoción, Manzanares se tuvo que conformar con pasear una oreja entre el clamor popular.
Sebastián Castella sí consiguió lo que José María no pudo. El francés siempre ha soñado con entrar de verdad en Sevilla. Hoy ha sido ese día. Salió con una gran actitud al ruedo. Lo cruzó y se colocó de rodillas frente a chiqueros. Tras la portagayola, vino un ramillete de verónicas muy templadas. El don del templó volvió a hacer acto de presencia en el quite por cordobinas. Ya olía a lío gordo. Castella toreó con mucha suavidad por ambos pitones. Relajado y roto, se entregó por completo en la mejor faena que ha realizado en el coso del Baratillo.
Estas dos historias tuvieron otros dos protagonistas Discreído y Adulador, que saltaron en 1º y 5º lugar. Dos importantes ejemplares de Olga Jiménez, que gracias a sus cualidades, Castella y Manzanares pudieron tallar sus obras.
Lo peor: Querer y no poder. Cuando salió el cuarto, Castella y el público fantaseaban con la idea de conseguir “la llave” para abrir la Puerta del Príncipe. El animal de Hermanos Sampedro no se lo puso nada fácil, pero se metió entre los pitones y apostó por él. Tenía una oreja, justita, en sus manos. Todo dependía de la suerte suprema. Pero la moneda cayó del lado equivocado y tras dos pinchazos, el ilusión se diluyó.
López Simón corrió menos suerte con su lote. Al de Barajas no se le puede reprochar que no lo intentara. Que no se pusiera delante como si no hubiera mañana. Pero hay tardes que es imposible triunfar y más si te enfrentas a dos figuras que ya lo habían dado todo antes.

El debate está en la calle. Se habla de toros y de toreros. Se habla de Tauromaquia. Hoy, una oreja de más o de menos no importa después de todo lo sentido en la plaza. Porque el toreo es sentimiento. 

Publicado en Portal Taurino el 25 de septiembre de 2016

domingo, 25 de septiembre de 2016

Feria de San Miguel de Sevilla, sábado 24 de septiembre de 2016

Lo mejor: Jiménez busca su sitio. Javier Jiménez ha sido la brisa de aire fresco en una tarde soporífera. El de Espartinas ha demostrado sus más que suficientes cualidades para poder estar anunciado en cualquier Feria. Se gustó en el recibo al tercero, que resultó ser el mejor astado del encierro de Alcurrucén. Jiménez lo metió en las telas, llevándolo con mucha despaciosidad y temple. Actuó con mucha inteligencia y midiendo mucho los tiempos. Con la zurda, también brotaron naturales profundos. Remató su labor un trincherazo con mucho sabor. Pinchó antes de meter el espadazo, algo que pudo enfriar al público y se tuvo que conformar con dar una vuelta al ruedo. El sexto fue un sobrero de El Tajo que sustituyó al descoordinado animal que había saltado al ruedo. Sorprendió el pique de quites que hubo entre Morante y Javier, aunque no llegaron a rematar por culpa de las escasas condiciones del toro. La ovación más grande se la llevó Lipi tras poner un extraordinario par. Poco más pudo hacer Jiménez, que terminó sufriendo una gran voltereta.
Ureña se topó con un lote imposible para el triunfo. Su primero fue un desclasado astado que echaba la cara arriba al salir del muletazo, mientras que el quinto fue otro manso sin transmisión. El murciano estuvo voluntarioso, entregado y muy por encima de sus oponentes. El público supo reconocerle el esfuerzo que hizo.
Morante tampoco tuvo una tarde inspirada. Dejó detalles con el manso y escaso de fuerzas que abrió plaza. José Antonio lo intentó al son de los olés de sus seguidores, pero la faena no terminó de tomar vuelo. Con el cuarto, tiró por la calle del medio y tras un trasteo de probaturas, lo pasaportó.

Lo peor: Descafeinado comienzo de Feria. La corrida de Alcurrucén, muy bien presentada, estuvo vacía de casta y bravura. Al comienzo del festejo se guardó un minuto de silencio en memoria del ganadero Antonio Pérez-Tabernero.


Publicado en PortalTaurino el 24 de septiembre de 2016